Las empresas están invirtiendo mucho en herramientas tecnológicas para defenderse de las brechas cibernéticas, pero hay un giro interesante en la historia: Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial (IA) y el Internet de las cosas (IoT) están revolucionando no solo la seguridad digital, sino también la seguridad física de personas, propiedades e instalaciones. Mediante la integración de estas tecnologías, las empresas pueden reforzar sus defensas con una combinación perfecta de medidas de seguridad cibernética y física. Por ejemplo, los sensores, las cámaras y los análisis basados en IA pueden recopilar y analizar datos ambientales en tiempo real, automatizando la detección de amenazas y la respuesta para garantizar un frente de seguridad unificado.
Los miembros del Consejo de Tecnología de Forbes compartieron recientemente interesantes ideas sobre cómo las organizaciones pueden aprovechar estos avances. La IA puede automatizar tareas complejas como la detección de amenazas analizando rápidamente grandes conjuntos de datos para identificar anomalías, lo que permite detectar patrones que podrían pasar desapercibidos a los analistas humanos. La IA también desempeña un papel crucial en la seguridad física, como el análisis de imágenes de vigilancia para detectar comportamientos sospechosos o el uso de datos biométricos para verificar la identidad. Y mediante la aplicación de la criptografía poscuántica y el uso de la IA para salvar la brecha de la seguridad ciberfísica, las empresas pueden crear entornos más seguros y marcos de seguridad más sólidos. Estos enfoques no solo mejoran la protección frente a las ciberamenazas, sino que también garantizan la seguridad física de los lugares de trabajo, lo que demuestra que el futuro de la seguridad reside en la integración armoniosa de las tecnologías digitales y físicas.
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